Como misioneros en Perú, consideramos al Perú como nuestro hogar ahora.

¿Sabías que es el tercer país más grande y el cuarto país más poblado de Sudamérica? Una tierra de gran belleza física que se compone de una variedad de paisajes, desde montañas y playas hasta desiertos y selvas tropicales.

La gente de Perú es una mezcla de muchas culturas diferentes, incluidos indios, españoles y otros europeos, descendientes de esclavos africanos y asiáticos. El 45% de la población es amerindia, el 84% del país habla español y el 13% del país habla quechua (especialmente en las regiones de los Andes). El 82% de la población se considera católica y la mayoría vive a lo largo de la costa del Océano Pacífico, donde se encuentra la capital, Lima.

Su rica cultura e historia es tan variada como su gente . Una de las culturas peruanas más importantes fue la Inca, que vivió en Perú hace unos 600 años y prosperó durante siglos antes de ser conquistada por los españoles en 1532. Su capital, Cusco, sigue siendo una ciudad importante en la actualidad. El Inca también construyó Machu Picchu, una famosa y misteriosa ciudad antigua en los Andes, ahora considerada una de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo.

El Perú es uno de los países más ricos del mundo en términos de recursos naturales. Sin embargo, muchos de estos recursos aún no se han aprovechado por completo. Con alrededor de ocho millones de personas viviendo en alguna forma de pobreza, el Perú es considerado un país en desarrollo y puede ser muy difícil encontrar trabajos allí. Los desastres naturales, la división entre ricos y pobres y los bajos niveles de educación son algunos de los mayores desafíos del país.

  Como misioneros, nuestro objetivo es sumergirnos en las comunidades y la cultura locales y mostrar el amor de Cristo en acción mientras amamos, trabajamos y apoyamos a las personas, líderes cristianos y pastores; alentándolos, fortaleciéndolos y equipándolos a medida que responden a las necesidades sociales, espirituales y físicas de sus comunidades.